jueves, 20 de febrero de 2014

¿Cómo controlar el aumento de radicales libres?

Como hemos visto, los radicales libres son necesarios para nuestro organismo, de hecho, él mismo los genera para protegernos de virus y bacterias por ejemplo. El problema se da cuando estamos expuestos durante muchos años a niveles "altos" de radicales libres. El organismo tiene sus propios mecanismos para controlar la población de radicales libre que él mismo genera, y es a través de antioxidantes. Básicamente un antioxidante tiene la capacidad de incorporar electrones "sueltos" para que los radicales libres los puedan utilizar y así convertirse en átomos estables. De esto modo se corta "la cadena de robos" de electrones a moléculas estables.

El cuerpo puede bio-sintetizar antioxidantes para mantener normal la población de radicales libres, estos antioxidantes llamados enzimáticos son: superoxido dismutasa, catalasa, glutation peroxidasa, glutation S-trasnferasas, etc... Pero cuando la población de radicales libre aumenta desmedidamente a causa de agentes externos como la contaminación, el tabaco, el consumos de grasas animales, trans, etc... el organismo no puede contrarestar los efectos nocivos de los radicales libres solo con su producción de antioxidantes, y es en este punto cuando los radicales libres son peligrosos para la salud, estando "descontrolados" atacan y destruyen el buen funcionamiento de átomos estables al "robarles" un electrón para estabilizarse.

Por eso es saludable incorporar a nuestra dieta sustancias que actúen como antioxidantes (llamados no-enzimáticos) para ayudar al organismos a controlar el número de radicales libres. Las sustancias que actúan como antioxidantes son:

Vitaminas : 
 
Vitamina C: En frutas y verduras, frescas y crudas, como guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, brasicáceas (verduras de la familia de la col), frutas y hortalizas en general.
Vitamina E (tocoferol): germen de trigo, aceite de soja, germen de cereales o cereales de grano entero, aceite de oliva, vegetales de hoja verde y frutos secos.
Betacaroteno o "provitamina A": Pertenece a la familia de los carotenoides de los vegetales. El organismo es capaz de transformarlo en vitamina A. Posee conjuntamente las propiedades de la vitamina A y de los antioxidantes que actúan sobre los radicales libres. Recientemente se ha demostrado su papel en la prevención de las cataratas y su efecto beneficioso en procesos inflamatorios y en los relacionados con el envejecimiento. Alimentos ricos en betacaroteno: verduras de color verde o coloración rojo-anaranjado-amarillento (zanahoria, espinacas, calabaza, etc.), y cierta frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón?).  

Minerales

Selenio: Relacionado con un menor riesgo de tumores de piel, hígado, colon y mama. Asimismo vinculado al funcionamiento de la glutation peroxidasa (enzima antioxidante de nuestro organismo). En carnes, pescados, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.
Zinc: Favorece la formación de nuevas proteínas (renovación celular), participa en la lucha contra los radicales libres y en la síntesis de enzimas, interviene en el sistema inmune o de defensas y favorece el buen estado de piel y mucosas (tonicidad y elasticidad de la piel). Constituyen buena fuente de zinc las carnes y vísceras, los pescados, los huevos, los cereales completos y las legumbres.
Cobre: Potencia el sistema inmune, participa en la formación de enzimas, proteínas y neuro-transmisores cerebrales (renovación celular y estimulante del sistema nervioso) y es un agente antiinflamatorio y antiinfeccioso. Y facilita la síntesis de colágeno y elastina (necesarios para el buen estado de los vasos sanguíneos, del cartílago, de los pulmones y de la piel), actúa como antioxidante protegiendo las células de los efectos tóxicos de los radicales libres y facilita la fijación del calcio y del fósforo. Alimentos ricos en cobre: hígado, pescado, marisco, cereales completos y vegetales verdes. 

Aminoácidos:

Cisteína: aminoácido no esencial, nuestro cuerpo puede fabricarlo sin problemas. Es importante para la producción de enzimas contra los radicales libres, como la glutation peroxidasa. El hígado y nuestras defensas lo utilizan para desintoxicar el cuerpo de sustancias químicas y otros elementos nocivos. La cisteína, que se encuentra en carnes, pescados, huevos y lácteos, es un detoxificante potente contra los agentes que deprimen el sistema inmune, como el alcohol, el tabaco y la polución ambiental. 

Compuestos vegetales:

Flavonoides: Comprenden a los flavonoles, los antocianidoles y a las flavonas, colorantes naturales con acción antioxidante que constituyen el grupo más importante de la familia de los polifenoles, muy presentes en el mundo vegetal. Protegen el sistema cardiovascular y activan las enzimas glutation peroxidasa y catalasa, antioxidantes presentes de forma natural en nuestro organismo. Están en la familia de las coles, las verduras de hoja verde, las frutas rojas y moradas y los cítricos. Según la American Cancer Society, reducen el riesgo de cáncer colo-rectal.
Isoflavonas: En la soja y algunos de sus derivados como el tofu (queso de leche de soja) y el tempeh (semillas de soja a las que se añade un hongo específico para su fermentación). Algunos estudios científicos han demostrado que las mujeres asiáticas que consumen soja presentan una menor incidencia de cáncer de mama y matriz que las occidentales.
Ácido alfa-lipoico: Es un carotenoide de algunas verduras y frutas, que ayuda a neutralizar los efectos de los radicales libres potenciando las funciones antioxidantes de las vitaminas C, E y de la enzima glutation peroxidasa. Abunda en el tomate.

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